martes, 9 de septiembre de 2014

I love Batuecas


 DESDE MIS ZAPATILLAS |



Cartel de la X Copa Sport HG de Castilla y León de Carreras por Montaña. /JCDFOTOGRAFÍA-FDMESCYL
J. SAN MARTINO | @JotaSanMartino
Periodista de la Federación de Deportes de Montaña, Escalada y Senderismo de Castilla y León y corredor amateur







Vaya por delante que todo estaba advertido -para bien y para mal-. Como en el resto de las cosas de Tres Valles -sí la esperada primera edición de la carrera salmantina-, todo estuvo en su sitio, y eso es de agradecer en un momento en el que la variedad supera a la calidad con creces, pero ese es otro tema.

Juan J. López, durante Tres Valles . /ELENA PERIAÑEZ Desde muchas horas antes de la prueba del desconocido valle de Las Batuecas, "la mística", con la que resumía la organización a su creación, envolvía el ambiente. Uno paraba el 'TomTom', arrimaba el coche a un arcén de La Alberca y voilà, bienvenido al otro lado. La mirada se perdía en esas decenas de casas de corte mediavesco y ese conjunto histórico reconocido y de aniversario -cumple 75 años estos días-, que invitaba a perderse en el silencio de una villa que recibió con cariño el nacimiento de su retoño.

Quizá Tres Valles -aún con biberón y sin pelo- se convierta en un rito más de La Alberca. A tenor del cariño del pueblo, las dudas se disipan. Apenas han pasado 48 horas y la gente ya recuerda con nostalgia esa multitudinaria salida de la prueba, a la sombra del crucero de la Plaza Mayor, con los flashes sobre figuras mundiales de las carreras por montaña, como Luis Alberto Hernando -que, por cierto, es como tú y como yo, bueno miento, como tú y como yo cuando el cronómetro no está marcha, porque cuando este echa a correr...-.

El deportista burgalés fue la imagen de la cita salmantina, pero sería injusto resumir la prueba con una sola instantánea. En las retinas de los más de 400 corredores que estrenaron la Copa de Salamanca de Carreras por Montaña siempre estará la ascensión a la Peña de Francia, el cariño de los más de 230 voluntarios (Sí, más de 200 personas animando, indicando, mimando...), el trabajo de los bomberos de Ciudad Rodrigo ayudando a los corredores a subir, bajar y no resbalar en el valle de Las Batuecas, cuando a más de uno los gemelos le decían basta entre las rocas y el agua de un paraje que también podía recibir el título de conjunto histórico, artístico...

¡Ay el valle de Batuecas! Que sí, que sí, que nos lo habían advertido. "Es un lugar salvaje, desconocido, místico", nos decían. ¡Y vaya si lo es! Si casi invita a rodar un programa de Cuarto Milenio sobre su silencio, sobre las sensaciones que provoca en el visitante.

Después de 20 kilómetros, Tres Valles se guardaba dos regalos. El valle de Las Batuecas era el primero, con los corredores cual ranas entre las rocas y las raíces de los árboles tras una bajada técnica que había terminado de apuntalar las piernas de la mayoría. "Me he quedado vacío". Frase manida que se repitió entre las piedras hasta el avituallamiento del kilómetro 27, a la vera del insufrible Puerto del Portillo. 'La historia interminable' se queda corta al lado del segundo regalo postrero de la carrera salmantina.

Y si la crónica va de metáforas, de la película de ficción para definir a la última subida de la jornada, a los protagonistas de esta, que rivalizaron con los extras de 'The Walking Dead' en una hilera de casi cinco kilómetros hasta coronar o darse por coronados...

Y de vuelta a La Alberca... A su silencio, en ese momento interrumpido por las decenas de cientos de personas vitoreando a Luis Alberto o al corredor que superaba -brazos en alto- las seis horas de carrera. Y es que vaya por delante que todo estaba advertido, pero... ¡Ay que ganas de que me lo vuelvan a advertir!





                                                                                             


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